La culpa en la maternidad

Cuando una mujer se convierte en madre es habitual experimentar culpa en diferentes momentos de la crianza. Las presiones del entorno, el ideal que teníamos de nosotras mismas o de la maternidad, las expectativas hacia nuestros hijos/as pueden estar en la base de este sentimiento afectando a nuestro bienestar e, incluso, a nuestra autoestima.

La culpa en la maternidad

Es común al convertirnos en madres tener ideas o pensamientos de autoexigencia como “no he hecho suficiente”, “la alimentación no es la más saludable”, “no estoy suficientemente con mis hijos/as”, “he perdido los nervios y no debería”, “debería haber actuado así o asá”,… son frecuentes en esta etapa, provocando un gran desgaste personal y emocional. El cambio que puede suponer en nuestra vida tener un hijo es muy grande y puede que se nos activen muchos miedos, inseguridades, conflictos pasados, traumas… Si ya de por sí eres una persona exigente, puede que al convertirte en madre esa exigencia se haga mayor, y lo mismo puede ocurrir con otros aspectos de tu personalidad.

Por ello, para poder gestionar mejor estos pensamientos y poder vivir una maternidad de forma consciente y positiva te compartimos algunas ideas que pueden ayudarte en el presente artículo.

¿Cómo podemos gestionar esta emoción?

  1. Ser consciente de cómo nos estamos sintiendo. Un primer paso para gestionar la culpa es reconocer qué estamos sintiendo e identificar aquellos pensamientos que estamos teniendo. Conocer, sin juzgar, nuestro diálogo interno nos va a permitir identificar aquellas áreas que nos generan una mayor culpabilidad.

  2. Debatir nuestros pensamientos. Muchas de las ideas que acompañan la culpabilidad son irracionales y exageradas. Por ello, analizar los pensamientos que tenemos, descubrir las distorsiones que realizamos, ver los “deberías” o “tengo que” que nos acompañan,… puede ser un primer paso para después ayudar a modificarlos, creando respuestas o frases más saludables con las que hacer frente a nuestros pensamientos de culpa automáticos.

  3. Realizar los cambios necesarios. Cuando conocemos aquellas áreas que nos crean mayor culpabilidad y ya hemos analizado nuestros pensamientos, podemos valorar si existen cambios que podamos hacer. Habrán áreas en las que no podemos hacer nada, por lo que tendremos que trabajar para aceptar dicha realidad. Por ejemplo, si tu horario laboral es uno y no puedes cambiarlo, entender que esa es tu realidad e intentar aprovechar al máximo el tiempo compartido con tus hijos/as, más que culparte por no estar más tiempo con ellos. En cambio, en aquellos puntos que puedas hacer cambios, es interesante crear un pequeño plan de acción, indicando pequeños pasos que te acerquen al objetivo que quieres. No se trata de intentar abarcarlo todo al mismo tiempo, sino centrarte en una o dos áreas e ir introduciendo pequeños cambios que te aporten bienestar. Por ejemplo, si consideras que la comida no es suficientemente variada, puedes empezar haciendo un menú semanal que ayude a organizarte las comidas.

  4. Normalizar el sentimiento de culpa. No podemos obviar que el sentimiento de culpa es una realidad en la maternidad.. Por ello, sentir que no eres la única, que estas inseguridades son compartidas, permite relativizar o reducir la intensidad de la misma, por lo que es más fácil convivir con ella. Asimismo, hablar con otras madres y compartir cómo te sientes, puede ayudarte a sentirte acompañada y comprendida.

  5. Filtrar la información que recibes. Hoy en día, en la sociedad de las redes sociales, hay muchos ejemplos de maternidades “perfectas”. No obstante, las redes solo muestran una foto de la realidad de dichas familias. Por ello, si notas que ver estas informaciones te incomoda o te añade presión, es recomendable limitar el tiempo o reducir las cuentas que se siguen. Ten en cuenta que el exceso de información también puede generar sensación de bloqueo, puesto que hay tantas cosas que uno mismo no sabe por dónde empezar.

  6. Decidir cómo quieres actuar como madre. A pesar de los consejos o el exceso de información, en general las madres quieren dar lo mejor a sus hijos. Por ello, es importante escuchar a sus propios instintos y valorar cada una, qué tipo de madre quiere ser. Errores, seguro que cometemos, sin embargo, tú eres la única que sabes de qué manera vas a sentirte mejor contigo misma y con tu hijo/a asumiendo que será un proceso vivo y en continuo aprendizaje.

Pide ayuda, no estás sola

Es muy importante poder llevar la maternidad de la mejor manera posible para que sea una etapa bonita y positiva tanto para ti como para toda tu familia. Por ese motivo no dudes en pedir ayuda si quieres sentirte mejor en este proceso. Estos consejos compartidos no sustituyen un proceso terapéutico, ya que son solo algunas ideas que pueden ayudarte.

En el Centro Núria León podemos ayudarte a vivir tu maternidad tanto si es tu primera ver como madre como cualquier otro aspecto importante de la crianza y de la familia. Realizamos terapia psicológica individual, terapia de parejas y terapia familiar.

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